En España, es común que las reuniones de amigos giren en torno a la comida y la bebida, prevaleciendo el consumo social de alcohol. Sin embargo, mezclar alcohol con ciertos medicamentos, especialmente benzodiacepinas utilizadas para tratar la ansiedad, puede ser peligroso. El farmacéutico Héctor del Río advierte en un pódcast que ambos actúan como depresores del sistema nervioso central, aumentando significativamente sus efectos y el riesgo de complicaciones como reducción de la función cognitiva y motora, e incluso condiciones graves como bradicardia o pérdida de conciencia. Además, el alcohol puede potenciar o interferir con otros medicamentos, haciendo necesario evitar su consumo habitual.
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