El conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha alcanzado un nuevo nivel de tensión tras la imposición de aranceles del 145% a los productos chinos, lo que podría afectar significativamente al déficit comercial bilateral. Actualmente, Estados Unidos importa de China productos por valor de 401.000 millones de dólares, mientras que las exportaciones ascienden a 131.000 millones, creando un déficit de 270.000 millones a favor de China. Sin embargo, esta situación no solo se reduce a los aranceles: China posee 761.000 millones de dólares en bonos estadounidenses, lo que le otorga una notable capacidad de presión sobre la economía norteamericana. La respuesta inicial del mercado fue un fuerte revés en los bonos estadounidenses, obligando al presidente Donald Trump a reconsiderar su estrategia, deteniendo temporalmente los aranceles para evitar un colapso financiero más amplio. Aunque el riesgo de una guerra económica total es tangible, la interdependencia económica entre ambos países podría actuar como un freno, ya que un golpe a Estados Unidos afectaría igualmente a la economía china. Los analistas advierten que el desenlace dependerá de si China decide usar su influencia en el mercado de bonos como medidad de represalia, lo que podría desestabilizar el sistema financiero global.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.