El presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, ha declarado la retirada de la subvención a los combustibles y una «emergencia económica, financiera, energética y social», argumentando que el país no puede seguir operando bajo normas de hace dos décadas. En un discurso televisado, Paz presentó un decreto que califica como una «decisión histórica», destinada a estabilizar la economía y proteger a las familias bolivianas. La medida conlleva nuevos precios para combustibles como la gasolina y el diésel, que hasta ahora eran vendidos a precios subvencionados, generando un gasto anual para el Estado de más de 2.000 millones de dólares. Los nuevos precios serán más altos, pero se garantiza el abastecimiento para sectores estratégicos. Además, se anunció la retirada del diésel de la lista de sustancias controladas para facilitar su importación. Esta decisión busca dar certidumbre al suministro de energía en un contexto de crisis de abastecimiento que afecta al país desde 2024.
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