El presidente de Bolivia, Luis Arce, acusó a grupos armados leales al exmandatario Evo Morales de tomar tres cuarteles militares en el Trópico de Cochabamba, reteniendo a militares y sus familias como rehenes, en un acto que calificó como «traición a la patria». Este conflicto se enmarca en una creciente tensión política en el país, con Morales atrincherado en la región por 19 días, desafiando una posible orden de captura por casos de trata de personas y estupro. Las fuerzas militares instaron a cesar las acciones violentas, mientras que las autoridades intentan desbloquear carreteras cerradas por simpatizantes de Morales. La crisis ocurre en un contexto de rivalidad interna por el control del partido oficialista Movimiento al Socialismo y del Ejecutivo boliviano.
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