El primer ministro francés, François Bayrou, al frente del gobierno desde el 13 de diciembre tras la caída de Michel Barnier, ha anunciado su disposición a renegociar la controvertida reforma de las pensiones de Emmanuel Macron, que eleva de 62 a 64 años la edad mínima de jubilación. Esta medida, aprobada por decreto y rechazada por gran parte de la población, busca ganar el apoyo de socialistas y verdes en la Asamblea Nacional, fracturando al bloque de izquierda liderado por Jean-Luc Mélenchon. Bayrou, amparado por el bloque liberal, enfrenta el desafío de equilibrar las concesiones políticas con la estabilidad financiera, dado que la deuda francesa representa el 110% del PIB. En medio de una Asamblea Nacional sin mayorías claras, Bayrou pretende romper el estancamiento político, mientras Macron, con limitadas opciones de disolver el parlamento hasta el próximo verano, ve erosionado su control sobre la situación política del país.
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