El primer ministro polaco, Donald Tusk, enfrenta un complejo panorama político tras la derrota de su candidato en las presidenciales del 1 de junio. A pesar de esto, logró superar una moción de confianza en el Parlamento con 243 votos a favor gracias al respaldo de su coalición. El principal partido opositor, Ley y Justicia (PiS), ausente durante el discurso de Tusk, critica su gobierno tildándolo de propaganda. A su vez, Tusk insiste en la unidad de su coalición, destacando el crecimiento económico y bajo desempleo como logros recientes. Mientras tanto, figuras políticas y encuestas arrojan opiniones divididas sobre su gestión y futuro, planteando un escenario político incierto en Polonia.
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