La posguerra española trajo consigo una transformación significativa del mundo rural ante el aislamiento económico y la falta de recursos industriales. En este contexto, surgieron oficios hoy olvidados que fueron esenciales para la subsistencia, como el de los pegueros, quienes elaboraban alquitrán vegetal a partir de la resina de pino. Esta actividad, realizada en campañas estacionales en zonas como la Sierra de Segura, se desarrollaba en condiciones extremas y requería técnicas transmitidas generacionalmente. El alquitrán obtenido, conocido como pez, era vital para impermeabilizar construcciones y recipientes, además de emplearse en la ganadería. Sin embargo, con el avance de tecnológicas y la llegada de nuevos materiales, los pegueros comenzaron a desaparecer en los años 70, dejando un legado que hoy perdura apenas en forma de restos arqueológicos y recuerdos etnográficos.
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