Ursula von der Leyen logró conformar su nuevo colegio de comisarios europeos, aunque con solo el 51% de apoyo en la Eurocámara, reflejando divisiones internas y un debilitamiento de la mayoría que la respaldó en su anterior elección. A pesar de que todos los candidatos superaron las audiencias parlamentarias, el respaldo a Teresa Ribera como vicepresidenta ejecutiva generó discrepancias, con rechazo de parte de los populares españoles y socialistas de diversos países. La inclusión de Raffaele Fitto, vinculado a Giorgia Meloni, como vicepresidente también levantó críticas al extender el poder de la ultraderecha. Von der Leyen defendió su decisión, destacando la importancia política de las regiones dentro de la Comisión, mientras se acusó a las principales fuerzas políticas europeas de repartirse los cargos más altos del bloque, en un equilibrio desafiado por la presencia de partidos extremistas.
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