El sapo concho, el único anfibio endémico de Puerto Rico, ha ganado notoriedad tras su aparición en el documental «Debí tirar más fotos» de Bad Bunny, lo que ha revitalizado los esfuerzos de conservación de esta especie en peligro de extinción desde hace más de 40 años. La bióloga Sondra Vega subraya la importancia de esta visibilidad mediática para educar a un público más amplio sobre un sapo cuya población ha sido diezmada por la pérdida de hábitat y la existencia de depredadores. En un esfuerzo colaborativo con instituciones locales e internacionales, se han liberado cientos de miles de renacuajos como parte de un programa de reproducción asistida que actualmente se lleva a cabo en zoológicos de EE.UU. y Canadá. En Puerto Rico se está a la espera de la construcción de un centro de reproducción propio, cuyo proyecto fue aprobado recientemente, con la esperanza de una mayor implicación local. Abel Vale Nieves y Ramón Luis Rivera, defensores del sapo concho, destacan el papel crucial que tendría este nuevo centro para educar y crear conciencia localmente, mientras Vega confía en que el sapo gane notoriedad global con la gira internacional de Bad Bunny.
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