Las noches de muchos hogares se ven perturbadas por los ladridos de perros, considerados por expertos como una forma natural de comunicación canina, pero que afectan negativamente el descanso y la convivencia. Para mitigar este comportamiento, especialistas recomiendan asegurar que el perro tenga suficiente ejercicio físico y estimulación mental durante el día. Actividades como paseos largos y juegos interactivos pueden ser efectivos, al igual que crear una rutina relajante nocturna. Además, es crucial no reforzar los ladridos al prestar atención a menos que haya dolor o miedo, y en su lugar, premiar el silencio. Si los ladridos persisten, se aconseja revisar el entorno o consultar a un especialista para una evaluación personalizada.
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