En la reciente Mesa Sectorial del 28 de octubre, la Dirección General de Personal (DGP) del Servicio Andaluz de Salud (SAS) admitió haber implementado un recorte en el pago del concepto de Productividad (CRP) por razones presupuestarias. Aunque la DGP sugirió que el recorte podría rondar el 12% según algunos medios, no se brindó una cifra exacta, y hay motivos para sospechar que la reducción podría ser considerablemente mayor.
Desde el Sindicato Médico Andaluz (SMA), se ha expresado una postura firme en contra de lo que consideran un «recorte abusivo». El SMA subraya que no cejarán en su intención de restituir los derechos de los facultativos afectados; recortar el sueldo de los trabajadores de esta manera es considerado un atropello que podría comprometer gravemente las relaciones que la actual DGP intenta reconstruir con el colectivo médico.
A pesar de la voluntad de colaboración mostrada por el SMA hacia otros sindicatos en la Mesa Sectorial para reivindicar conjuntamente la recuperación del total del CRP, estos han decidido excluir al SMA de sus acciones. Esta discrepancia entre las declaraciones de apoyo hacia los facultativos y las acciones concretas de otros sindicatos ha suscitado desconfianza.
El recorte del CRP, tal como lo ha argumentado la DGP, responde a un déficit provocado por el incremento de la plantilla, sumando 6,000 nuevos profesionales, justo con la finalización de los fondos Covid. Esta no es la primera vez que el SAS impone recortes salariales mediante este mecanismo; la productividad está vinculada a las disponibilidades presupuestarias, permitiendo al SAS disminuir su cuantía a su conveniencia. Esto ha resultado en la disminución anual del pago recibido por los profesionales en este concepto.
El CRP se destina a recompensar la consecución de ciertos objetivos laborales, buscando incentivar el rendimiento profesional y optimizar la operativa de la organización. Sin embargo, con la reducción indiscriminada de este abono, el SAS no solo traiciona la confianza de los trabajadores, sino que, al hacerlo, socava la propia efectividad de los incentivos que pretende instaurar.
Además, la aplicación de la Productividad está rodeada de irregularidades y falta de transparencia. Los objetivos a alcanzar son, en muchas ocasiones, fijados de forma arbitraria, con frecuencia sin que los profesionales tengan conocimiento de ellos. Las comisiones responsables de supervisar su aplicación rara vez cumplen con sus obligaciones de reunión, lo que deja a los trabajadores sin mecanismos de reclamación ante desigualdades en la puntuación.
El sistema de cálculo que determina la retribución final es complejo y opaco, lo que permite al SAS realizar reducciones arbitrarias en el pago que recibe cada trabajador. El abono no solo depende de su rendimiento pessoal, sino también de los logros de su unidad y del centro en que trabaja. Por lo tanto, un bajo rendimiento en el centro puede resultar en penalizaciones para todos los profesionales, quienes se ven así despojados de su capacidad para defenderse.
El SMA expresa que es inaceptable aplicar un recorte salarial encubierto bajo el pretexto de disminuir el abono de la productividad. El SAS tiene la obligación de retribuir conforme a la ley a sus trabajadores, sin poder escudarse en explicaciones sobre aumentos de plantilla o el fin de los fondos Covid para justificar incumplimientos.
Desde hace tiempo, el SMA ha solicitado que se ponga fin a los abusos en la aplicación del CRP, exigiendo que este concepto se traslade a una masa salarial fija. Además, reclaman que se abone un tercer plazo correspondiente al CRP con las cantidades que han sido recortadas de manera arbitraria.
Es fundamental que las instituciones mantengan un compromiso firme con la transparencia y la equidad en el tratamiento de los trabajadores de la salud, asegurando que se respeten sus derechos y se retribuya su esfuerzo de forma justa.
Fuente: Sindicato Médico Andaluz.