En la costa occidental de Islandia, un grupo de agricultores recolecta cada verano el preciado plumón del pato eider, conocido como el «oro del ártico», debido a su aislamiento térmico excepcional y suavidad. Este proceso artesanal y regulado, que protege a las aves y su ambiente, apenas produce cuatro toneladas anuales, contrastando con las 175,000 toneladas del comercio global de plumas. El plumón, utilizado para edredones de lujo, puede superar los 5,000 €, y su escasez junto a la mano de obra necesaria para su obtención, justifican su alto valor en mercados de países como Estados Unidos, Alemania y Japón. La actividad está centrada en la sostenibilidad y la protección del ecosistema local, manteniendo la exclusividad del producto en el sector textil de alta gama.
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