En una tarde marcada por el viento huracanado, el maestro de Chiva culminó su carrera en los ruedos españoles con una vibrante actuación que le valió su 40ª puerta grande. En su última faena en España, el torero demostró pericia y valentía al desorejar al toro sobrero de regalo, generando una ovación espectacular del público que coreó «¡torero, torero, torero!» mientras era llevado en hombros hasta el hotel. Esta emotiva despedida subraya el legado del maestro en el toreo, simbolizando el fin de una era en la tauromaquia española.
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