Venezuela celebró elecciones para elegir gobernadores y legisladores en medio de un ambiente marcado por la apatía y el escepticismo. La jornada estuvo caracterizada por una baja participación, especialmente en las zonas urbanas, influenciada por el llamado a la abstención de la opositora María Corina Machado, tras acusaciones de fraude en elecciones pasadas. Mientras el oficialismo desplegaba su maquinaria electoral, garantizando votantes, especialmente del chavismo y adultos mayores, muchos ciudadanos expresaron su desconfianza en el proceso electoral. Los centros electorales estuvieron notablemente vacíos, reflejando el desánimo generalizado y la falta de fe en un cambio político efectivo, aunque algunos opositores instaron a votar como un acto de resistencia. La situación económica y las recientes detenciones de opositores aumentaron el desencanto, convirtiendo el día electoral en un testimonio más de la crisis política en el país.
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