En una operación rutinaria que resultó ser decisiva, el ejército israelí abatió de manera casi accidental al principal responsable detrás del ataque terrorista perpetrado el 7 de octubre. Este desenlace ocurrió durante una patrulla en la que las fuerzas israelíes, sin planificarlo específicamente, dieron con el paradero del individuo considerado el ‘cerebro’ del atentado. El incidente subraya las tensiones en la región y el continuo enfrentamiento entre Israel y grupos militantes, destacando la complejidad de las operaciones de seguridad en el área.
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