La historia de Málaga alberga un capítulo fascinante que detalla el esplendor que alcanzó la viticultura en los Montes de Málaga. Durante siglos, los vinos malagueños fueron celebrados y demandados en los mercados más distinguidos de Europa, conquistando mesas en ciudades como Londres, Ámsterdam y Hamburgo. Estos vinos destacaban por su calidad y procedían de un paisaje único que hoy conocemos como el Parque Natural Montes de Málaga.
La tradición vinícola de la región tiene sus raíces en la Alta Edad Media, cuando la zona era controlada por sistemas defensivos y la agricultura dominaba la economía. Dentro de este contexto, la viticultura jugaba un papel crucial. En la sociedad islámica, floreció la producción de vino dulce, conocido como el xarab al malaquí, convirtiéndose en una fuente de riqueza esencial.
Tras la conquista de Málaga por los castellanos en 1487, las tierras fueron repartidas, pero la viticultura, una práctica heredada de los moriscos, continuó en auge. A partir del siglo XVI, la producción de vino se expandió, permitiendo que los Montes de Málaga entraran en los mercados europeos más importantes. En el siglo XVIII, Málaga se consagró como el viñedo más grande de Andalucía y el mayor exportador de vino de España. La bonanza influyó en la aparición de una burguesía, en su mayoría extranjera, que controlaba las tierras y grandes explotaciones, erigiendo majestuosos lagares que aún pueden observarse en el parque.
Sin embargo, a finales del siglo XIX, la plaga de la filoxera devastó los viñedos, sumiendo al sector en una crisis profunda. Con la mirada puesta en prevenir inundaciones en Málaga, en la década de 1920 se impulsaron planes de reforestación en los Montes de Málaga, transformando viñedos en extensos pinares.
Establecido oficialmente en 1989, el Parque Natural Montes de Málaga se extiende sobre más de 4.900 hectáreas y se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad. Constituye un reflejo de millones de años de evolución geológica, donde las formaciones rocosas pertenecen al Complejo Maláguide, originado durante la orogenia Alpina. Este parque, administrado por la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, es un modelo de conservación y reforestación, con especies autóctonas en constante desarrollo.
El parque, dominado por pinares y en transición hacia especies como encinas y alcornoques, alberga una diversa fauna, incluyendo especies protegidas de mariposas y endémicas, como el grillo Petaloptila malacitana. El Parque Natural Montes de Málaga es un espacio óptimo para el turismo sostenible, con senderos y miradores que permiten explorar su rica cultura y biodiversidad.
Además, el Ecomuseo Lagar de Torrijos ofrece a los visitantes la oportunidad de profundizar en la historia vinícola de la región. A pesar de los desafíos del pasado, el legado del vino de los Montes de Málaga perdura en el paisaje y la cultura de la zona, subrayando la capacidad de adaptación de sus habitantes y destacando la importancia de preservar este patrimonio natural para las generaciones futuras.
Fuente: Junta de Andalucía.