La guerra civil en Siria ha experimentado una nueva escalada con una ofensiva significativa por parte de una coalición de grupos rebeldes liderados por los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS), quienes recientemente tomaron el control de Alepo, la segunda ciudad del país. Este conflicto, originado en 2011 en el contexto de la Primavera Árabe, enfrenta al Gobierno del presidente Bachar el Asad, respaldado por Irán, Rusia y milicias proiraníes, contra diversas milicias opositoras apoyadas por países como Turquía, Arabia Saudí y Estados Unidos. La guerra ha dejado más de medio millón de muertos y millones de desplazados. La actual ofensiva busca derrocar a Asad e implementar un régimen islámico, pero ha encontrado una rápida respuesta militar del gobierno sirio y ataques aéreos por parte de Rusia. Estados Unidos, que mantiene tropas en Siria para apoyar a los rebeldes kurdos, ha negado su implicación en la ofensiva y ha catalogado al HTS como organización terrorista, instando junto a otros países occidentales a la desescalada del conflicto en una región ya frágil.
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