Las empresas han incrementado en un 6% su inversión en los mercados, sin embargo, continúan dependiendo en gran medida de otras fuentes de financiación, ya que solo un 7% de esta proviene de bonos y acciones. Esta cifra es considerablemente baja en comparación con la media de la Unión Europea, que se sitúa en un 13%, lo que refleja un reto para la diversificación de capital en el sector privado y subraya la necesidad de fomentar una mayor integración financiera dentro del mercado comunitario.
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