Según datos de Eurostat, España se ha destacado como el país de la Unión Europea con el menor crecimiento económico en las últimas dos décadas. Aunque su desempeño económico ha sido modesto, ha evitado el retroceso experimentado por economías como las de Grecia e Italia. Este estancamiento ha generado preocupaciones sobre la competitividad y la capacidad de recuperación económica del país en comparación con sus vecinos europeos. La situación pone de relieve la necesidad de reformas estructurales y estrategias de inversión que impulsen el crecimiento y mejoren la posición de España en el ámbito económico europeo.
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