La Administración Trump ha manifestado su rechazo a colaborar con entidades a las que acusa de permitir que organismos no electos y de carácter antidemocrático impongan políticas consideradas perjudiciales para la civilización. En un comunicado, el gobierno criticó estas prácticas, describiéndolas como un «suicidio civilizatorio», y subrayó la necesidad de enfrentar sistemáticamente estas influencias para preservar la integridad y las verdaderas asociaciones internacionales.
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