La huelga de estibadores en los puertos de la costa este de Estados Unidos, la primera de su tipo en más de 50 años, ha generado un significativo impacto económico al paralizar cuatro de los cinco mayores puertos para importación de coches. Liderada por Harold Daggett, de la Asociación Internacional de Estibadores, el paro busca un aumento salarial del 77% en respuesta a la amenaza de automatización que pone en riesgo miles de empleos. La industria del transporte marítimo, beneficiada con un aumento del 800% en sus ganancias desde la pandemia, es el blanco de las críticas del sindicato. Mientras el presidente Joe Biden enfrenta presiones para intervenir y detener la huelga mediante una ley federal, la movilización se enmarca en un clima de creciente activismo sindical en Estados Unidos, y su repercusión económica podría complicar el panorama electoral a cinco semanas de las elecciones presidenciales.
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