En un entorno global marcado por la volatilidad y la incertidumbre, una estrategia de inversión basada en la rotación de activos entre ETFs sectoriales y oro ha captado la atención de inversores en busca de alternativas al tradicional S&P 500. Desde 2001, esta metodología ha generado un rendimiento anual compuesto superior al 15%, proporcionando no solo ganancias significativas sino también una notable resistencia durante crisis económicas.
Históricamente, la estrategia ha mostrado un comportamiento robusto frente a fluctuaciones del mercado. Aunque el S&P 500 ha experimentado un drawdown máximo del 50.8%, la rotación de activos en cuestión logró contener su peor pérdida en un 24.25%. Este enfoque controla caídas drásticas mientras mantiene altos niveles de rentabilidad, con un ratio Sharpe de 0.80 frente al 0.50 del S&P 500.
El mecanismo detrás de esta estrategia es sorprendentemente sencillo. Se basa en evaluar mensualmente el rendimiento de 11 ETFs sectoriales estadounidenses y el oro. El capital se invierte en el activo con el mejor momentum del periodo, ajustándose mensualmente según la dinámica del mercado. Cuando el ratio SPY/ORO cae por debajo de su media móvil a largo plazo, el oro actúa como refugio, proporcionando estabilidad.
En 2025, el rendimiento ha sido impresionante, superando el 20.1% gracias al protagonismo del oro, cuyo valor ha aumentado por la demanda institucional y tensiones económicas. Este comportamiento no es casual; el oro históricamente se desempeña bien en contextos de incertidumbre, reafirmándose como un activo defensivo clave.
La superioridad de esta estrategia sobre el S&P 500 radica en su capacidad para evitar pérdidas significativas, aprovechar la rotación sectorial y reducir la volatilidad. A diferencia de las estrategias pasivas de «buy and hold», esta se ajusta dinámicamente al mercado, ofreciendo una respuesta ágil a los cambios económicos.
Sin embargo, no es una fórmula infalible. Las estrategias de momentum pueden ser vulnerables en mercados sin tendencia clara y requieren una estricta disciplina operativa. Los costos de transacción y el fenómeno de deslizamiento también pueden impactar los resultados si no se manejan adecuadamente.
En conclusión, esta estrategia de rotación de activos entre ETFs y oro ofrece una atractiva alternativa para quienes buscan superar la rentabilidad promedio de los fondos indexados, minimizando el riesgo. Es una opción eficaz, siempre que se ejecuten con rigor y se entienda la importancia de los ciclos económicos como fundamento de inversión.