Un estudio de la Universidad de Manchester, publicado en la revista Communications Medicine, revela que comer demasiado tarde puede acelerar el envejecimiento y disminuir la supervivencia a largo plazo. Durante más de 30 años, los investigadores analizaron a casi 3,000 adultos, descubriendo que quienes retrasan el desayuno y la cena tienden a tener más problemas de salud y una tasa de supervivencia menor. El estudio sugiere que un desayuno tardío podría estar vinculado a problemas de salud subyacentes y a una desincronización circadiana, afectando el metabolismo y la calidad nutricional. Aunque no se estableció causalidad, los expertos resaltan la importancia de ajustar los horarios alimentarios para un envejecimiento saludable.
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