En un contexto de creciente tensión global, Europa enfrenta un desafío crucial para redefinir su papel en el escenario geopolítico tras el anuncio del expresidente Donald Trump de negociar directamente con Rusia el conflicto en Ucrania, ignorando a Europa y al presidente Zelenski. La reciente cumbre en París, que pretendía unificar a los líderes europeos frente a esta situación, culminó en un rotundo fracaso debido a la falta de consenso sobre aumentar los presupuestos de defensa y enviar tropas a Ucrania. Pese a los esfuerzos de figuras destacadas como Macron y Starmer para fortalecer la defensa europea y resistir la hegemonía de Putin, otros líderes continúan priorizando su permanencia en el poder sobre tomar medidas contundentes. La división interna deja a Europa en una encrucijada ante tres incómodas opciones: seguir los pasos de Trump incrementando el gasto militar, establecer una defensa común europea independiente pero costosa o esperar que las ambiciones de Putin no se extiendan más allá de Ucrania.
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