Después de que Friedrich Merz se alzara como el próximo canciller alemán, Europa se prepara para afrontar una delicada coyuntura internacional. Merz se une a líderes europeos como Emmanuel Macron y Keir Starmer en un esfuerzo conjunto para evitar el posible desencanto de Donald Trump hacia Ucrania, ante su aparente disposición a restablecer lazos con Vladimir Putin. Mientras Trump afirma pretender ser un «pacificador» y busca un legado de conciliación, mantiene conversaciones determinantes con líderes europeos y ucranianos, en las que se discuten las garantías de seguridad para una paz sostenible. Macron, Starmer y Merz han enfatizado la importancia de una cooperación europea robusta, manifestando su disposición a apoyar a Ucrania, incluso sin el respaldo de Estados Unidos, ante el riesgo de un alineamiento pro-Putin. En este contexto, Europa reafirma su compromiso con Ucrania, apoyando su posible entrada en la UE y sobrellevando la presión para incrementar su autonomía estratégica frente a la dependencia de Washington. La situación se enmarca en el tercer aniversario de la guerra en Ucrania, con Europa acusada de lentitud en sus decisiones estratégicas, mientras países como Hungría muestran divisiones internas al rechazar condenas a Rusia.
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