En Nueva York, crece la presión para prohibir los vuelos de helicópteros no esenciales, que suman aproximadamente 80,000 al año, tras un trágico accidente en el que fallecieron cinco turistas españoles y un piloto en el río Hudson. La organización Stop the Chop, junto a varios políticos, argumenta que estos vuelos son peligrosos, contaminantes y perjudiciales para la salud, debido al ruido y las emisiones. Aunque el alcalde Eric Adams ha descartado su prohibición, sugiere garantizar la seguridad de estas operaciones. Sin embargo, activistas insisten en que el turismo no se verá afectado por restricciones, promoviendo alternativas más seguras y ecológicas.
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