El mito de que los opuestos se atraen suele poner a prueba la dinámica de las relaciones cuando las diferencias en apetencias sexuales emergen, como sucede en una pareja en la que uno busca explorar prácticas BDSM mientras el otro prefiere mantener una vida sexual menos experimental. La posibilidad de abrir la relación o de redefinir los límites se plantea como una solución viable si ambos miembros acuerdan hacerlo de manera consensuada y comunicativa. Eva Moreno, sexóloga y terapeuta de pareja, enfatiza la necesidad de revisar y renegociar los acuerdos dentro de la relación, especialmente cuando uno de los miembros siente que sus deseos no se satisfacen. En consonancia, el filósofo Kwame Anthony Appiah critica el intento de separar ciertos fetiches del ámbito sexual sin una conversación clara y honesta, lo que podría evitar que la frustración sexual se convierta en resentimiento. Según Anastasiia Fedorova, la transparencia y la comunicación son fundamentales en la práctica del kink, ya que las expectativas y límites deben hablarse abiertamente para evitar malentendidos y frustraciones. Además, Cecilia Bizzotto subraya que las parejas no deben sentirse obligadas a satisfacer completamente las necesidades sexuales del otro, y destaca que la exploración de la no-monogamia puede ser una respuesta a tales diferencias, siempre que haya un acuerdo mutuo. En última instancia, la clave reside en la comunicación honesta y en la negociación continua de los términos de la relación.
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