El café, una de las bebidas más populares a nivel mundial, sigue siendo objeto de debate en cuanto a sus impactos en la salud digestiva. Julyssa Cobian, especialista en Aparato Digestivo de Policlínica Gipuzkoa, ofrece una visión detallada sobre cómo esta infusión afecta el organismo humano.
Según Cobian, la popularidad del café aumenta con la edad, ya que nueve de cada diez personas entre 45 y 55 años lo consumen regularmente. Este hábito, aunque placentero para muchos, puede tener repercusiones en el sistema digestivo. «El café es el primer desafío para el aparato digestivo», comenta Cobian. Uno de los efectos más notables es el incremento en la secreción gástrica y la relajación del esfínter esofágico, lo que puede intensificar el reflujo ácido y causar acidez.
Además, el café tiene el potencial de acelerar el tracto intestinal, un factor que puede agravar los síntomas de diarrea en algunas personas. Sin embargo, Cobian indica que existen aspectos positivos, ya que el café en cantidades moderadas puede beneficiar la microbiota intestinal, promoviendo el crecimiento de bacterias beneficiosas como los bifidobacterios y lactobacilos. Aún así, es recomendable que cada individuo ajuste su consumo según su tolerancia personal, limitándose a entre 3 y 4 tazas al día.
Para quienes luchan con problemas digestivos, reducir la ingesta de café puede ser una medida prudente. Cobian sugiere optar por variantes descafeinadas o mezclarlo con leche o bebidas vegetales, ya que las preparaciones frías suelen ser más fáciles de digerir. También considera la posibilidad de elegir cafés de cereales como una alternativa.
Otro aspecto crucial abordado por Cobian es la celiaquía. Aunque el café puro no contiene gluten, es fundamental verificar los ingredientes adicionales para confirmar la ausencia de gluten. Un diagnóstico temprano de la celiaquía es esencial para prevenir complicaciones severas, y se anima a los pacientes a buscar apoyo en asociaciones especializadas y educarse sobre alimentos seguros para una dieta libre de gluten.
En conclusión, aunque el café puede ofrecer beneficios a la microbiota y ser una fuente de placer para muchos, es necesario tener en cuenta su impacto en la salud digestiva y ajustar su consumo individualmente para evitar complicaciones.