Un artículo de «El Mundo» se adentra en el análisis comparativo de los mensajes machistas presentes en la cultura popular, contrastando el contenido explícito y fálico de cierta pornografía en la deep web con las sutiles narrativas en películas de Disney. La reflexión plantea cómo las películas consideradas aptas para niños pueden transmitir valores de género cuestionables, posiblemente influenciando a las nuevas generaciones de manera más insidiosa que el contenido adulto explícito, que suele ser más fácilmente reconocible como problemático. La discusión gira en torno a la responsabilidad en el consumo de medios y su impacto en la percepción de roles de género.
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