Las lentes que filtran la luz azul se han popularizado debido a la creencia de que protegen la producción de melatonina y, en consecuencia, mejoran la calidad del sueño. Sin embargo, existe un debate en torno a la evidencia científica que respalda estas afirmaciones, cuestionando si realmente tienen un impacto significativo en la fisiología del sueño humano. Expertos subrayan la importancia de evaluar críticamente los beneficios proclamados y la necesidad de más investigación para confirmar o refutar los efectos prometidos por estas lentes.
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