El descendiente del célebre rejoneador Álvaro Domecq y Díez experimentó una infancia y juventud inmersas en el vibrante universo taurino y ecuestre, elementos que marcaron profundamente su trayectoria y pasión profesional. Desde temprana edad, la influencia de su padre y el entorno familiar, dedicado intensamente a estas disciplinas, le proporcionaron un conocimiento y aprecio excepcionales por el arte del rejoneo y la cría de caballos, tradiciones que más tarde forjarían sus propias contribuciones al mundo del toreo.
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