En medio de las festividades, muchas familias enfrentan desafíos que van más allá de lo aparente, como el cambio de rutinas que afecta a personas con autismo o restricciones alimentarias por disfagia. Además, barreras físicas en los hogares y el miedo a urgencias médicas ensombrecen la alegría de algunos. Para otros, la incapacidad de los niños de comprender el espíritu navideño, o la ausencia de seres queridos, añade complejidad a estas celebraciones. Sin embargo, la felicidad permanece alcanzable. Aquellos que disfrutan de estas fechas sin limitaciones ni pérdidas, tienen el privilegio de celebrarlas plenamente y deberían valorar esa fortuna.
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