El festejo taurino en la feria de Vic-Fezensac se vio marcado por la polémica decisión del presidente al conceder la vuelta al ruedo al tercer toro, pese a que se echó al inicio de la faena de muleta tras una destacada actuación en el tercio de varas junto al picador Teo Caballero. El toro, de la ganadería de Dolores Aguirre, mostró potencia pero careció de casta suficiente. Juan de Castilla y sus compañeros enfrentaron ejemplares mansos y deslucidos, impidiendo el lucimiento. Damián Castaño sufrió una suerte similar, mientras Fernando Robleño, en su temporada de despedida, no pudo ganarse al público con el noble y débil cuarto toro. La corrida se caracterizó por la mansedumbre y falta de bravura de los toros, frustrando las expectativas de la afición.
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