El inicio de 2025 trajo consigo el cese total de las exportaciones de gas ruso a través de Ucrania, poniendo fin a una etapa caracterizada por el suministro de energía a bajo costo y una cooperación energética entre ambos países que perduró durante años. Esta interrupción genera incertidumbre sobre el futuro del abastecimiento energético en Europa y resalta las tensiones geopolíticas de la región. La dependencia del gas ruso por parte de muchos países europeos los obliga a buscar alternativas energéticas, mientras que el cierre de este flujo incrementa la presión en las ya tensas relaciones entre Rusia y sus vecinos occidentales.
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