El presidente electo de Estados Unidos y Elon Musk, dueño de SpaceX, presenciaron el sexto vuelo de prueba del cohete más potente del mundo. Durante el evento, el cohete no logró los objetivos técnicos planeados y fracasó en la captura controlada de su primera fase, un hito que sí había alcanzado en el lanzamiento anterior. Este resultado subraya los desafíos técnicos que enfrenta SpaceX en sus ambiciones espaciales, pese a sus recientes éxitos.
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