En un intento fallido de consolidar el control del PSOE a nivel regional, Pedro Sánchez ha sufrido un revés significativo en Extremadura. Los afiliados del partido dieron la espalda a la candidata apoyada por Sánchez, Esther Gutiérrez, quien obtuvo solo el 36,2% de los votos en las primarias para secretario regional. En cambio, renovaron su apoyo a Miguel Ángel Gallardo, quien está implicado en un caso de corrupción relacionado con el hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez. Esta derrota es parte de una estrategia más amplia de Sánchez, quien busca colocar a personas de confianza en el liderazgo regional del PSOE, como María Jesús Montero en Andalucía y Pilar Alegría en Aragón. La situación se complica por los casos de corrupción que rodean al entorno personal del presidente, ejerciendo presión sobre su liderazgo dentro del partido.
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