En medio de una crisis sin precedentes en el PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo dimitió como secretario general tras una catástrofe electoral que significó la pérdida de 108,000 votos y diez escaños, marcando el peor resultado histórico del partido en la región. Su renuncia llegó luego de presiones internas y en pleno proceso judicial por un caso de corrupción. A pesar de la debacle y la proposición del expresidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra sobre una abstención para evitar un gobierno con Vox, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no realizó cambios significativos en su equipo, limitándose a ajustes previstos en su gabinete. Mientras tanto, la dirección nacional del PSOE defendió a Gallardo argumentando «juego sucio» durante la campaña. En un gesto de aparente normalidad, Sánchez anunció cambios en su gabinete sin mencionar la crisis y reafirmó el compromiso del Ejecutivo con el diálogo.
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