Una nueva tendencia está emergiendo entre los jóvenes, desafiando la percepción común de que los veinteañeros son reacios al compromiso. Esta denominada «generación del anillo» está optando por casarse a una edad más temprana, reviviendo así tanto el valor de los rituales nupciales tradicionales como el concepto de matrimonio. Mientras que el estereotipo del joven adulto como alguien poco dispuesto a establecer relaciones duraderas se desvanece, estos nuevos matrimonios ponen de manifiesto un deseo renovado por formas de unión más formales y comprometidas.
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