El dolor de rodilla, una molestia que afecta a una amplia franja de la población, es muchas veces un impedimento para quienes desean mantenerse activos físicamente. Sin embargo, Pablo de la Serna, doctor en fisioterapia y experto en terapia de calor, sostiene que la actividad deportiva no es incompatible con todas las manifestaciones de este dolor. Lo esencial, según el especialista, es seleccionar adecuadamente el tipo de deporte y considerar tanto la forma como el momento oportuno para practicarlos.
La rodilla, una de las articulaciones más complicadas y que carga con el peso del cuerpo, puede presentar dolor en personas de todas las edades. Los estudios revelan que el 83% de los españoles experimenta algún tipo de dolor muscular, y de estos casos, el 33% corresponde a dolor en las rodillas. Las causas son diversas, desde problemas musculares o de ligamentos, a menudo ligados a deportes que requieren cambios bruscos de dirección, hasta el desgaste por sobrecarga o uso excesivo de la articulación. No menos importantes son las lesiones traumáticas, producto de golpes o movimientos no controlados.
De la Serna advierte que el dolor de rodilla puede vincularse a condiciones específicas, como la artritis o problemas en la rótula o el menisco. Frente a esta realidad, es imprescindible discernir cuándo es seguro practicar ejercicio y cuándo se debe hacer una pausa. Ante un dolor reciente e inflamación, el reposo y el frío son aliados esenciales. Una vez superada esta etapa, la actividad física se vuelve no solo viable sino también beneficiosa, promoviendo el bienestar físico y emocional.
Para quienes sufren de dolor crónico, el fisioterapeuta sugiere una rutina de ejercicios que incluya tanto el rango de movimiento como el fortalecimiento muscular, siempre bajo la supervisión de un profesional. Además, recomienda la aplicación de parches térmicos, conocidos por su capacidad de aliviar el dolor y adaptarse a la estructura de la rodilla, facilitando así la continuidad de la actividad física sin restricciones.
Entre los deportes más recomendados para aquellos con dolor de rodilla se encuentran las actividades de bajo impacto. La natación y los aeróbicos acuáticos sobresalen como opciones sumamente beneficiosas, gracias a la flotabilidad del agua que reduce el riesgo de lesiones. La caminata ligera, el yoga, el pilates, el ciclismo y el uso de la máquina elíptica también destacan como alternativas seguras, que promueven la movilidad sin sobrecargar las articulaciones.
La protección y el cuidado de nuestras rodillas deben ser una prioridad, encontrando formas seguras de mantenernos activos acorde a nuestras capacidades físicas individuales. Adaptar nuestras rutinas deportivas a las condiciones específicas de cada uno es clave para continuar disfrutando de los beneficios del ejercicio sin comprometer nuestra salud articular.