La silicona, una aliada indiscutible en la construcción y decoración por su capacidad para impermeabilizar juntas en áreas húmedas como baños y cocinas, presenta un desafío considerable al momento de ser retirada. Su eliminación puede ser complicada y, si no se sigue una técnica adecuada, peligra la integridad de los azulejos. Afortunadamente, existen métodos efectivos y seguros para quitar la silicona sin dañar las superficies.
Entre las soluciones más recomendadas se encuentran productos caseros como el vinagre blanco y el bicarbonato de sodio. El vinagre, conocido por su naturaleza ácida, actúa como un poderoso ablandador de silicona, lo que facilita su remoción. El procedimiento es sencillo: empapar un trapo o esponja en vinagre, frotar la superficie con silicona y, después de unos minutos, raspar cuidadosamente con una espátula de plástico o un cuchillo sin filo.
El bicarbonato de sodio, por su parte, ofrece otra práctica alternativa. Mezclado con agua, forma una pasta que se aplica sobre la silicona. Tras dejarla actuar, un cepillo suave puede desprender el material. Se recomienda enjuagar con agua y un detergente suave para eliminar cualquier residuo.
Para quienes prefieren usar productos del mercado, existen disolventes específicos diseñados para eliminar la silicona sin dañar los azulejos. Es esencial seguir las indicaciones del fabricante y realizar siempre una prueba preliminar en un área discreta.
La paciencia y la precisión son clave en este proceso. En casos de silicona especialmente dura o antigua, se puede aplicar calor moderado con un secador de pelo para ablandarla antes de rasparla, teniendo cuidado de no afectar los azulejos.
Prevenir es siempre mejor que lamentar. Aplicar un sellador que facilite la futura remoción de silicona puede evitar problemas mayores. Con el equipo adecuado y un enfoque cuidadoso, la eliminación de silicona se convierte en una tarea más sencilla y menos riesgosa, asegurando la protección y estética de los azulejos a largo plazo.
