La expansión de una infección parasitaria, previamente confinada a regiones subtropicales, se está viendo impulsada a nivel global debido a fenómenos como la globalización y el cambio climático. Estos factores facilitan la propagación del parásito mientras afectan ecosistemas y patrones climáticos. La situación genera preocupación en el ámbito de la salud pública, ya que el aumento en la movilidad humana y el calentamiento global crean condiciones propicias para que el parásito se establezca y prospere en nuevas áreas, representando un desafío para las autoridades sanitarias internacionales que buscan contener su avance.
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