IA y energía: la revolución flexible de las fábricas de datos

La explosión de la inteligencia artificial generativa está impulsando el surgimiento de las llamadas «fábricas de IA», una nueva era en infraestructura digital. Estos centros de datos hiperespecializados, diseñados para el entrenamiento y ejecución de modelos de lenguaje a gran escala, están enfrentando importantes desafíos energéticos. No solo se trata de superar limitaciones tecnológicas, sino de enfrentarse a un cuello de botella energético.

Con el aumento de la complejidad de los modelos y la expansión de clústeres de GPUs, es cada vez más evidente que el sistema eléctrico debe adaptarse. En Estados Unidos, por ejemplo, la conexión de nuevas instalaciones al grid enfrenta listas de espera de hasta cinco años. Sin embargo, startups como Emerald AI, en alianza con gigantes como NVIDIA y Oracle Cloud Infrastructure, han identificado que la solución no recae simplemente en incrementar la potencia sino en optimizar su uso.

Estos nuevos centros de datos ya no son meros consumidores pasivos de energía. En lugares como Phoenix, Arizona, se ha demostrado que es posible reducir el consumo energético de un clúster de 256 GPUs en un 25% durante horas de alta demanda. Esto fue posible gracias a Emerald Conductor, un orquestador de cargas que gestiona procesos en función de su criticidad, decididamente contribuyendo a la estabilidad del sistema eléctrico.

Estos desarrollos reflejan una nueva capa en la arquitectura de IA, donde los centros se convierten en agentes activos de estabilidad, especialmente valiosos ante la creciente dependencia de fuentes de energía renovable. Según Ayse Coskun, científica jefe de Emerald AI, los data centers podrían convertirse en estabilizadores cruciales del grid, similar al funcionamiento adaptable de los automóviles híbridos.

Un estudio de la Universidad de Duke sugiere que una flexibilidad de consumo del 25% en estas fábricas de IA durante 200 horas al año podría liberar hasta 100 GW adicionales de capacidad conectable. Texas ya requiere legalmente que los centros de datos reduzcan su consumo durante picos de demanda, subrayando la tendencia hacia sistemas más flexibles.

Emerald AI no solo gestiona potencia, sino que utiliza modelos predictivos y simulaciones para planificar y orquestar cargas de trabajo. La prueba realizada con Oracle Cloud Phoenix y Databricks MosaicML validó que los sistemas pueden responder de manera efectiva a las condiciones del grid, manteniendo la eficiencia operativa.

El futuro apunta a la integración de predicciones meteorológicas y de demanda, un mayor uso de almacenamiento energético local y un rediseño de la cadena DevOps para incorporar condiciones de infraestructura desde el inicio.

En conclusión, la era de la IA necesita no solo mayor potencia, sino una potencia contextualizada y adaptativa. Las fábricas de IA que implementen estos principios podrán expandirse más rápidamente y de manera más eficiente, convirtiéndose en parte de la solución al desafío energético global. No es cuestión de tamaño, sino de ser más sostenibles y colaborativos con el entorno. Como lo expresa Emerald AI: «flex when the grid is tight — sprint when users need it».

Cayetano Andaluz
Cayetano Andaluz
Periodista y redactor de noticias de actualidad sobre Andalucía y sus provincias. También información en general.

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