La noche del pasado viernes en Lanzarote se vivió una velada especial en un enclave único: los Jameos del Agua. Fue el escenario perfecto para la segunda edición de los Premios Azul Zero, un evento que no solo premia a individuos y organizaciones comprometidos con la sostenibilidad y la innovación social, sino que también destaca la importancia de celebrar la belleza, la conciencia ambiental y el impacto social positivo en un mundo en constante transformación.
Los Premios Azul Zero, impulsados por la organización homónima y en colaboración con los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT) de Lanzarote y Turismo de Lanzarote, se enfocan en resaltar acciones que transforman la manera en que entendemos nuestro vínculo con la Tierra. La ceremonia fue conducida por la periodista Ángeles Blanco, junto con la innovadora presencia holográfica de Zero, y combinó música, proyecciones y una escenografía centrada en el lema «La magia de estar vivos», un recordatorio de la capacidad de encontrar belleza y esperanza en la naturaleza, incluso en tiempos difíciles.
Ana Quintana, fundadora de Azul Zero, destacó con emoción el propósito del proyecto: celebrar a quienes convierten la sostenibilidad en acción, mostrando que el respeto por el planeta puede ser sinónimo de progreso humano. En medio de la creciente urgencia por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, reconocer el trabajo de aquellos que persiguen un cambio desde diversos ámbitos es más necesario que nunca.
Autoridades como Oswaldo Betancort, presidente del Cabildo de Lanzarote, y Ángel Vázquez, del CCT, subrayaron el valor de Lanzarote como ejemplo de equilibrio entre naturaleza, cultura y desarrollo. La isla, influenciada por el legado de César Manrique, se presenta hoy como un referente de cómo el arte y la naturaleza pueden convivir para promover un modelo de vida sostenible.
Los premiados compartieron sus historias, recordándonos que la verdadera magia yace en la esperanza y las acciones diarias. La Dra. María Neira, de la OMS, destacó la capacidad de transformar lo común en innovación y cambio positivo a diario. Myrna Cunningham, líder indígena, enfatizó la importancia de la armonía ancestral con la naturaleza y la responsabilidad hacia las generaciones futuras.
Carl Honoré abogó por el movimiento Slow y la belleza de la lentitud, frente a la prisa de la vida moderna. Científicos y activistas como Carlos Mallo y Javier Goyeneche demostraron que tanto la moda como la ciencia pueden ser poderosos aliados en la protección de recursos y la promoción de estilos de vida responsables.
Patricia Yurena, en un discurso conmovedor, afirmó que la autenticidad y la libertad son premios en sí mismos, y vivir coherentemente con lo que uno siente es un acto de valentía y esperanza. La arquitecta nigeriana Mariam Issoufou y la astrofísica Antonia Varela ofrecieron perspectivas sobre el rol de la creatividad y la protección del cielo nocturno en la construcción de un mundo más sostenible y conectado.
El evento también rindió homenaje a César Manrique, recordando que el equilibrio entre arte, territorio y sostenibilidad inspira modelos de desarrollo respetuoso. La Fundación César Manrique subrayó cómo su legado sigue iluminando nuestros retos ambientales actuales.
José Díaz, fundador de Educanepal, cerró la velada enfatizando que la educación es una herramienta poderosa para construir un futuro digno: «Este premio amplifica la voz de muchos niños que luchan por sus derechos», recordó, subrayando que la verdadera transformación social nace de la educación y de cada acto cotidiano.
La segunda edición de los Premios Azul Zero fue más que una celebración; se erigió como un acto inspirador y un compromiso compartido por forjar un futuro donde naturaleza y progreso vayan de la mano. En cada historia y reconocimiento se refleja la esperanza de un mundo más justo, hermoso y consciente, recordando que «la magia de estar vivos» reside en el esfuerzo colectivo por cuidarlo.
