En Gaza, el hambre se ha convertido en un arma letal en medio de un conflicto que lleva 635 días. La Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por Israel y financiada por EE. UU., realiza repartos de ayuda alimentaria que han resultado ser trampas mortales para los palestinos. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 550 personas han muerto y más de 4.000 han resultado heridas intentando acceder a esta ayuda, donde la distribución se efectúa en áreas militarizadas, exponiendo a las personas a disparos. Contratistas armados manejan la situación con métodos inexpertos y peligrosos, aumentando la violencia en estos eventos. Amnistía Internacional denuncia el uso del hambre como táctica genocida, destacando la grave crisis de desnutrición, especialmente entre los niños, en un contexto donde la ayuda se convierte en una emboscada mortal.
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