Jennifer Lawrence protagoniza «Die, My Love», dirigida por Lynne Ramsay, en una intensa interpretación que desafía los límites de la actuación. La película, adaptación de «Matate, amor» de Ariana Harwicz, explora el abismo de la depresión postparto y la disolución de la identidad desde un enfoque visceral. Aunque Ramsay ya había abordado temas controvertidos sobre la maternidad, esta vez se compromete a una narrativa intensa que a algunos críticos les parece exagerada. Acompañada por Robert Pattinson, cuya actuación queda limitada por un rol poco desarrollado, la historia se mueve entre el frenesí emocional y episodios de violencia. La cinta, aunque ambiciosa, deja una sensación de caos narrativo sin resolución, remitiendo a obras clásicas que exploran dinámicas de relaciones tóxicas.
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