La incertidumbre marca el panorama agrícola en Estados Unidos, donde los efectos de la guerra comercial iniciada por Donald Trump se suman a las preocupaciones tradicionales de los agricultores, como las condiciones climáticas y las plagas. La dependencia de las exportaciones hacia países afectados por nuevos aranceles, como China, México y Canadá, ha intensificado la ansiedad, especialmente tras la cancelación de un gran pedido de carne de cerdo por parte de China. Aunque recientes acuerdos arancelarios temporales entre Estados Unidos y China causaron optimismo en los mercados bursátiles, los agricultores mantienen escepticismo dado el historial de bancarrotas y consolidación de tierras durante la administración anterior. El aumento en costos de producción y recortes en programas de apoyo refuerzan la presión sobre los agricultores, quienes buscan nuevas estrategias para mantenerse a flote. Mientras en el norte de California algunos productores promueven la creación de redes comunitarias como respuesta, la necesidad de reformar la ley agrícola sigue siendo evidente para evitar nuevos rescates gubernamentales que incrementan la desigualdad en la industria.
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