Las principales empresas tecnológicas podrían enfrentar un dilema de precios debido a la presión de la cadena de suministro y un arancel promedio del 20 %. Según el diario económico taiwanés Taiwan Economic Daily, compañías como Apple, Dell y HP podrían verse obligadas a aumentar los costos de sus productos en hasta un 10 % antes del 1 de agosto, fecha en la que se prevén tarifas más estrictas.
Este aumento responde a un arancel promedio del 20 % aplicado a las importaciones tecnológicas de varios países. Aunque algunas empresas han acumulado inventarios desde principios de año para mitigar el impacto, la tensión en la cadena de suministro es palpable.
Empresas como HP, Dell, Apple y Microsoft habían anticipado esta situación, fortaleciendo sus existencias para evitar un aumento inmediato de precios. Sin embargo, el ajuste parece inminente. Fuentes del sector destacan que las alzas de precios suelen ocurrir de manera simultánea para no perder cuota de mercado, anticipando un encarecimiento de entre el 8 % y el 12 % en los productos finales.
El segmento de ordenadores personales, que ha mostrado signos de recuperación según IDC, podría verse especialmente afectado. A pesar del repunte en ventas globales durante el primer semestre de 2025, los costes crecientes amenazan con frenar el acceso a equipos económicos, sobre todo en mercados emergentes. Empresas como Lenovo y Asus han comenzado a diversificar su producción para reducir su dependencia de China, el principal afectado por los altos aranceles.
Los consumidores podrían sentir este impacto en productos como iPhones, portátiles, periféricos y consolas de videojuegos. Aunque algunos artículos esenciales están exentos temporalmente de los aranceles, esta exención podría no extenderse más allá del 1 de agosto de 2025.
La industria tecnológica global teme que esta guerra comercial conduzca a una fragmentación del comercio internacional y a una desaceleración de la innovación. Los analistas recomiendan cautela, ya que el entorno volátil permite cambios rápidos en función de decisiones políticas.
El mercado se prepara para encarar un posible aumento de precios. A pesar de los esfuerzos de las grandes tecnológicas por mitigar el impacto, el coste de la tensión comercial comienza a trasladarse al consumidor final.
