Con el descenso de las temperaturas, las infecciones respiratorias en niños aumentan de manera notable, siendo la bronquiolitis la más común. La doctora Marta Traba, pediatra de Policlínica Gipuzkoa, ha ofrecido información esencial para distinguir la bronquiolitis de la gripe y actuar ante sus primeros síntomas.
Mientras que la gripe, causada por el virus influenza, genera fiebre, malestar general y dolores articulares, la bronquiolitis se concentra en el sistema respiratorio, afectando principalmente a menores de dos años. Traba advierte que los síntomas iniciales de la bronquiolitis pueden parecerse a un resfriado común, con mucosidad, tos y fiebre, pero que puede evolucionar hacia problemas respiratorios serios y fatiga.
La bronquiolitis, frecuente entre octubre y marzo, alcanza su mayor incidencia en noviembre y diciembre, y es ocasionada principalmente por el virus respiratorio sincitial (VRS). Dado su alto poder de contagio, la doctora subraya la importancia de medidas preventivas, como evitar el contacto cercano con individuos con síntomas respiratorios, mantener una estricta higiene de manos y cubrirse al toser o estornudar.
La vacunación resulta fundamental para proteger a los pequeños. La vacuna contra la gripe es recomendada anualmente para niños de seis meses a 17 años debido a la constante mutación de las cepas del virus. Además, una nueva vacuna para el VRS ha demostrado eficacia en la reducción de complicaciones, especialmente enfocándose en recién nacidos, bebés prematuros y menores de dos años con problemas pulmonares, cardíacos o inmunitarios.
Traba sugiere acudir a urgencias si el niño experimenta serias dificultades respiratorias, fiebre alta persistente, rechazo alimenticio o un estado general preocupante. En casos graves, donde la saturación de oxígeno está comprometida o hay problemas para alimentarse, la hospitalización podría ser necesaria.
Finalmente, la doctora resalta el rol de la responsabilidad colectiva en la prevención. Recomienda que los adultos con síntomas respiratorios usen mascarillas para proteger a los más vulnerables, como bebés no vacunados, embarazadas y personas mayores.
