En Al Sawiya, un pequeño pueblo palestino al sur de Nablus en Cisjordania ocupada, el asesinato de Bilal Saleh ha dejado una estela de miedo y desolación entre sus habitantes. Saleh fue abatido por colonos israelíes cuando intentó recuperar su teléfono móvil durante un ataque a su comunidad mientras recogían aceitunas en sus olivares, ahora abandonados por temor a nuevas agresiones. El incidente es una manifestación más de la creciente violencia y expansión de asentamientos israelíes, que según Amnistía Internacional, violan el derecho internacional y buscan desplazar a las comunidades locales. Desde el asesinato, los ataques en la región se han intensificado, dejando a los palestinos impotentes y sin protección, mientras que la economía de la comunidad se tambalea por las crecientes restricciones de acceso a sus tierras y recursos. La familia de Bilal, junto con otros habitantes, sigue resistiendo en medio de una situación que describen como «vivir en una cárcel al aire libre», enfrentando un futuro incierto bajo ocupación.
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