La financiación sostenible se ha convertido en un elemento clave en las estrategias de numerosas empresas, buscando no solo rentabilidad económica, sino también impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. A través de instrumentos como bonos y préstamos que incorporan criterios ESG, se promueven proyectos que combaten el cambio climático y las desigualdades. Empresas como Redeia lideran el sector, habiendo transformado créditos en financiación verde y emitido bonos por más de 2.000 millones de euros para energías renovables y eficiencia energética. A pesar de sus beneficios, las finanzas sostenibles enfrentan desafíos, como la falta de estandarización en la evaluación de impactos y la necesidad de mayor transparencia. El nuevo estándar europeo de bonos verdes busca abordar estos problemas, combatiendo el «greenwashing» y mejorando la comparación entre bonos. Redeia se ha comprometido a que para 2030 el 100% de su financiación incorpore criterios ESG, subrayando su apuesta por el desarrollo responsable.
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